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comodoro y el lodo
La cuna del petróleo quedó devastada por lluvias que arrasaron hasta con los recuerdos. Una ciudad rica sepultada por el avance del agua y el barro. Del boom de los commodities al futuro más incierto.
09 de Mayo de 2017

 

A treinta días desde el inicio del temporal que afectó a Comodoro Rivadavia, comienzan a revelarse problemas organizativos y los reclamos crecen entre los vecinos afectados. Cerca de cien mil personas, la mitad de la población, se vieron impactadas de alguna u otra manera. Hubo diez mil evacuados y autoevacuados.

Un trabajador petrolero falleció arrastrado por la fuerte correntada. Las pérdidas son difíciles de cuantificar y llevará mucho tiempo recuperar o reconstruir, mientras no se observa celeridad y proyectos concretos del Estado (Nación, Provincia y Municipio) para resolver los problemas inmediatos y la reconfiguración de una ciudad que quedó devastada.

Reconstruir las casi dos mil casas destruidas, las 300 calles rotas y poner nuevamente el 80 ciento de las cloacas, cañerías y tendidos eléctricos afectados, junto a algunas obras imprescindibles, costará no menos de diez mil millones de pesos.

Lluvias de inusitada potencia se iniciaron el 29 de marzo y se repitieron el 6 de abril. Fue la tormenta perfecta para inundar y anegar a la capital nacional del petróleo; la que tras 110 años de extracción productiva está pagando la desidia y la negligencia de los sectores políticos gobernantes.

Una ciudad rica con pobre planificación que tiró durante décadas para arriba los petrodólares. Los pegó con manteca en el techo. Durante más de un siglo Comodoro fue la principal ciudad productora de petróleo del país y generó enormes ganancias para el Estado, pero nunca se concretó una planificación adecuada.

 

la gran contradicción

La infraestructura urbana se demostró insuficiente. Se potenció la construcción de barrios en las zonas por donde corren los desagües naturales de los arroyos y muchos de esos ingresos –incluídos los 430 millones de dólares cobrados en los noventa por las regalías petroleras mal liquidadas– se despilfarraron de manera clientelar en obras que no pudieron soportar el avance del agua y el barro.

La gran contradicción del modelo productivo comodorense se expresó en carne viva. Una ciudad rica en recursos naturales que no supo aprovechar un siglo de explotación petrolera para pensarse y diseñarse acorde a su geografía; no sucedió en las épocas de esplendor de la YPF estatal mosconiana, menos aún en las últimas dos décadas y media de explotación privada basada en criterios empresarios de maximización de las ganancias.

Sólo los obreros le discutieron en la última década la rentabilidad a las empresas del sector, apoderándose de una porción que hoy el empresariado busca recuperar con el aumento de la productividad como en Vaca Muerta. Los gobernantes que decidieron los destinos de Chubut y Comodoro han sido meros firmadores de privatizaciones y concesiones que beneficiaron a las petroleras a cambio de escasas regalías, con muy poco para el desarrollo social y la calidad de vida del conjunto de los comodorenses.

Lo dice el profesor y magister en Historia de la Universidad Nacional de la Patagonia, Daniel Cabral Marques: “Lo que pasó obliga a repensar la ciudad con planes y a diseñar programas a mediano y largo plazo; de aplicación efectiva y monitoreados por la sociedad y sus organizaciones”. El especialista afirma que, desde mediados de los noventa, Comodoro se cansó de oír hablar de planes de desarrollo estratégico que quedaron como lindos libritos cajoneados por la coyuntura política. “Esto no puede suceder más, la realidad no da para la improvisación electoralista o de alineación vertical con los que distribuyen los recursos”, advierte.

 

medio pueblo impactado

Un mes después del temporal, todavía hay barrios enteros atascados por el barro, otros reconvertidos en pequeñas aldeas surcadas por pasarelas que atraviesan las grietas de hasta cinco metros, muchos con enormes dificultades con los servicios públicos (especialmente por la falta de agua y la inutilización de cloacas). También están los otros, que retomaron su funcionamiento habitual y se refugiaron en cierta indiferencia.

Lo más trágico que dejó el temporal fue la muerte del soldador petrolero Luis Remolcoy (44 años) que iba a trabajar y fue arrastrado por la fuerte correntada. La instintiva solidaridad de arriesgados vecinos reconvertidos en rescatistas –a los que sumaron organismos municipales, bomberos, policías y militares en tanquetas– evitó que las consecuencias se multiplicaran.

Lo peor parece haber pasado con el final de esas lluvias que convirtieron a Comodoro en una ciudad que parece bombardeada, o  doblegada por un terremoto, con todo regado por los escombros. Son miles los vecinos que aún no pueden dimensionar lo perdido, desde las casas, los electrodomésticos, los papeles y efectos personales. Junto con el agua y el barro quedaron enterrados recuerdos, imágenes y vivencias; pero las lágrimas no alcanzan para lavar el lodo, tampoco para recuperar lo que se fue.

En lo social, el golpe fue tremendo y aunque aún no se puede cuantificar monetariamente. Cerca de cien mil personas (casi la mitad de la población) se vieron impactadas de una u otra manera por el temporal.

Quedaron dos mil casas destruidas, aunque funcionarios municipales confirmaron solamente quinientas; calculándose que entre cinco mil  a siete mil viviendas fueron afectadas de alguna manera, lo que significa que entre 25 mil y 40 mil personas tienen dificultades para vivir de forma digna. La profundidad de esos datos parciales podría incrementarse notablemente. A principios de mayo aún quedaban 300 evacuados sin hogares a los que retornar.

Se calcula que son quinientos los comercios afectados y sus pérdidas superarían los 68 millones de pesos. Como si fuera poco, varios vecinos debieron ver brotar petróleo en sus casas; un total de nueve derrames de crudo se produjeron en barrios periféricos.

Solamente en el barrio Juan XXIII, uno de los más golpeados, se acumularon cien mil metros cúbicos de barro por las calles, veredas y casas; la tarea de 320 máquinas viales y camiones recorriendo los barrios permitiría sacar lo amontonado en no menos de un mes de trabajos constantes durante las 24 horas. La altura del barro supera los carteles de señalización en las esquinas.

En el terreno productivo, la explotación petrolera sufrió una merma considerable producto de la afectación de los yacimientos y según el sindicalista Jorge Avila la valuación de los efectos llegaría a los 700 millones de dólares en el sector. Las consecuencias se extenderán a menores ritmos productivos e impactarían con 400 mil dólares diarios menos en concepto de regalías no cobradas.

En medio de este tétrico panorama, las empresas petroleras insisten con la aplicación de la flexibilización laboral en la Cuenca del Golfo San Jorge (sur de Chubut y norte de Santa Cruz), que incluiría cerca de tres mil petroleros despedidos -que serían subsidiados con 22 mil pesos mensuales por seis meses y reubicados en las obras de reconstrucción- y la aplicación de los mismos cambios introducidos al Convenio Colectivo de Trabajo de los obreros neuquinos de Vaca Muerta.

 

desesperación, angustia y solidaridad

Algunos comodorenses la pasaron muy mal.

Mariela Rizzo —administrativa en YPF que vive en el barrio Juan XXIII— relató con angustia cómo fue salvar su vida en medio de las intensas lluvias. “El temporal me destruyó todo. Cuando empezó el agua entró de golpe por la bañera, el inodoro y por debajo de la las compuertas. Al mediodía teníamos el agua a mitad de la cintura. Entré en pánico, salí muerta de frío y mucho miedo, eran como las siete de la tarde. En la calle el agua me llegaba al pecho, caminé como pude enterrándome en el barro y en la esquina me recataron tres bomberos”.

Todavía con desasosiego, Nadia Lamas contó que en el primer temporal tuvo que abandonar el hogar con su familia. “En cinco minutos el agua avanzó tanto que nos llegaba a la cintura. Pedí ayuda mediante un video que colgué en redes sociales… se viralizó. Defensa Civil no respondía mis llamados, me estaba quedando sin batería y necesitaba que al menos sacaran a mi nene; dos vecinos nos sacaron en una camioneta”.

José Luis Castro, un mecánico desocupado, se sumó a los rescatistas y recordó —como si se tratara de una guerra— el “dolor inmenso” que le dio “pedirle a la gente que dejen sus casas, que lo material estaba perdido y solo importaba su vida”.

Los relatos de ese estilo abundan, incluyendo el pavor ante la sola posibilidad de que vuelva a llover. Las consultas aumentaron notablemente en el área de Psiquiatría del Hospital Regional donde se atienden las patologías generadas por el temporal. La propia Mariela admitió “me siento triste, angustiada, abandonada”; así están muchos comodorenses.

La solidaridad que surgió desde las entrañas mismas de Comodoro impidió que se produjeran más víctimas fatales, para luego reconvertirse en el pilar fundamental de la ayuda, con pala en mano, con secadores, un plato de comida caliente, un bidón de agua potable o con la inmensa pila de donaciones salidas desde la propia ciudad o llegadas en camión desde incontables lugares del país.

El periodista Guillermo Rossi se emocionó al rememorar la historia de Vilma, una autoevacuada de la zona norte. “La sacaron de su casa en medio de la noche con agua y barro hasta las rodillas. La alojaron de madrugada una escuela, diez horas más tarde estaba al frente de la cocina en el centro de evacuados”.

Red Solidaria aseguró que las donaciones fueron tantas como para representar una cola de gente agarrada por sus manos que podría unir Comodoro con Córdoba Capital, una larga fila de 1878 km de solidaridad surgida desde lo más profundo del pueblo.

“Estamos tratando de mantener el abrazo a Comodoro Rivadavia. Tuvimos 33 catástrofes como Red en 22 años y probablemente una de las más tremendas fue esta. Llegaron casi noventa camiones con acoplado a Comodoro Rivadavia en tres semanas. Ahora es la etapa de la vuelta a casa y de la reconstrucción", sostuvo el director de Red Solidaria, Juan Carr.

Se multiplicaron los recitales para recaudar donaciones como el de la banda Los Abelardos en Comodoro, los Fabulosos Cadillacs en Palermo, Ciro y los Persas en La Paternal y Las Pastillas del Abuelo en Neuquén. En el fin del mundo, el grupo de cocineros Sabores del Fuego vendió en Ushuaia platos gourmet y envió después los 14 mil pesos recaudados como donación. La ayuda cruzó la Cordillera de Los Andes con camiones llegados de Coyhaique (Chile) y hasta el gobierno de Taiwán anunció el envío de 10 mil dólares para los chubutenses.

Cuando pasaron los dos golpes del temporal, fueron los propios vecinos los que primero tendieron su mano al prójimo; ayudando a sacar el barro de las casas, llevando un plato de comida o donando alguna ropita, una manta o zapatos para el que lo había perdido todo. Y casi todo el mundo rescató la actitud adoptada por los jóvenes.

Hugo Alvarez, jubilado petrolero de YPF, le dio vital importancia al rol de los pibes de los barrios, esos que estaban casi siempre en las esquinas, pero que ante el temporal conmovieron a todos. “Cientos de chicos salieron de sus casas en grupos de amigos para ayudar, de a dos o más, o bien organizados en distintos clubes. Andaban con la pala al hombro ofreciendo su ayuda desinteresada al vecino que estaba sacando barro”, valoró.

 

autorganización y clientelismo, avivadas y bronca

Las pérdidas materiales colectivas aún son incalculables; pero la verdadera magnitud aflorará cuando se proyecten las nuevas obras y el plan global de reconstrucción de la ciudad.

Por ahora la principal respuesta a los primeros pasos de la reconstrucción de Comodoro ha sido encarada por los ciudadanos de a pie, esos que perdieron casi todo por el agua y los que se llenan de callos las manos de tanto agitar la pala y los escurridores para sacar el lodo de sus hogares. Muchos no han podido regresar a sus casas, pero volvieron para hacer guardias nocturnas por el temor a que los ladrones se lleven lo poco que pudieron salvar del agua.

Sin que por ahora la bronca tenga claros destinatarios específicos, desde las zonas afectadas los reclamos exigen que las máquinas viales trabajen las 24 horas y que se instrumenten mecanismos de seguridad para que no sigan proliferando los saqueos de tipo hormiga.

Las denuncias por la demora en el reparto de las cuantiosas donaciones son interminables en las redes sociales y los medios de comunicación locales. La centralización que implementó el Municipio desde un principio impidió la rápida asistencia en los días posteriores al temporal: por eso, lo primero en llegar a los más necesitados fue lo que ofrecieron sus pares de los barrios.

Tamaña magnitud de desastre natural superó a cualquier tipo de organización estatal, aunque el temporal había sido anunciado por el Servicio Meteorológico Nacional. También se detectaron la  inoperancia y la mezquina necesidad clientelística de utilizar la ayuda para estampar el sello de los gobernantes. “Dónde hay una necesidad hay un voto” y esa máxima se instaló en la vida cotidiana.

Mientras la Municipalidad liderada por Carlos Linares (Frente para la Victoria) centralizaba las donaciones en el Predio Ferial, desde el Gobierno provincial encabezado por Mario Das Neves (Chubut Somos Todos y cercano a Sergio Massa) se buscaba comandar el reparto de la ayuda llegada en los camiones que venían de todo el país.

Párrafo aparte amerita el viralizado video con los pibes de La Cámpora sacándose una foto con una retroexcavadora en medio de la calle repleta de lodo. Inmediatamente la grieta se apoderó del accionar de los chicos con una lluvia de críticas, aunque también varios vecinos de Comodoro que los cuestionaron por la foto no dejaron de remarcar que habían estado ayudando con pala en mano.

Otro reglón especial tuvo la “avivada” de algunos supermercados que frente a la catástrofe aprovecharon para acopiar productos y remarcar los precios, como la cadena La Anónima de la legendaria familia Braun; que días después intentó desmentirlo a través de un comunicado de prensa.

En el Congreso, el jefe de Gabinete, Marcos Peña (Braun), dijo que “no se advierte un comportamiento diferente al habitual en la política de precios publicada por los comercios… no puede afirmarse que los aumentos estén relacionados con las inundaciones”.

El diputado nacional chubutense y secretario general de Camioneros, Jorge Taboada, aseguró que “no solamente le hicimos un escrache a La Anónima, sino también a otros comercios más chicos por esta actitud miserable de salir a remarcar los precios, y no dar señales de ser solidario con la población que tanto les dio”.

 

la reconstrucción: Macri, el abrazo y los millones necesarios

Para reconstruir Comodoro en su dimensión global harán falta varios miles de millones de pesos. No sólo deberán resolverse las necesidades habitacionales de centenares de habitantes, sino que mucha de la infraestructura urbanística deberá ser reedificada o relocalizada en función de las enseñanzas que dejó el temporal.

El geólogo de la universidad local, José Paredes, brindó  un minucioso análisis de las causas y las consecuencias dejadas por las lluvias. “Comodoro avanzó sobre tierras que fueron abandonadas por las empresas, pero se hicieron drenajes para emplazar campos petroleros y luego la ciudad rehusó todo eso hasta asfaltarlo. Ahora tenemos un problema y recién estamos recabando información de esa época para entender el diseño original, y cómo se modificó el paisaje”.

Según el especialista, para reconstruir la ciudad se deberán utilizar los mapas de la geografía local de las décadas del treinta y cuarenta, identificando el cauce original de los 25 arroyos que había en las inmediaciones; “son imprescindibles para la reconstrucción futura de la ciudad, porque nos dice dónde estaban las lagunas que ahora son los barrios con más problemas”.

Frente a la catástrofe y un futuro tan incierto, el Gobierno nacional de Mauricio Macri reaccionó con escasa celeridad y fue aumentando su incidencia recién con el paso de los días. El cuatro de abril, a cinco lunas del inicio del temporal, llegó a Comodoro el ministro del Interior, Rogelio Frigerio; quien tras un sobrevuelo en helicóptero con el gobernador y el intendente anunció el pobre envío de cincuenta millones de pesos en Aportes del Tesoro Nacional y cincuenta módulos ensamblables para viviendas de emergencia que llegaron casi quince días después.

Recién el 18 de abril Frigerio se reunió con el gobernador Das Neves en Buenos Aires y juntos lanzaron un número sobre lo que Nación aportaría para la reconstrucción de Comodoro. La cifra ascendería a los 1500 millones de pesos, de los cuales el Gobierno nacional aportaría solamente el 70 por ciento y el 30 por ciento quedaría a cargo de Provincia y Municipio. Se incluiría la construcción, reparación y pavimentación de 300 cuadras, junto la edificación de solamente 160 viviendas.

Según el relevamiento producido por los técnicos de la Sociedad Cooperativa Popular Limitada (SCPL) —que provee los servicios de agua, cloacas y electricidad— se necesitarán 2500 millones de pesos para concretar un plan de integral de reparación y puesta en marcha del sistema que abarca a toda la ciudad.

Para reconstruir lo destruido harían falta cerca de 10 mil millones de pesos para realizar buena parte de las reparaciones y edificaciones de viviendas, calles, rutas y servicios públicos básicos; cifra que por ahora se mantiene lejos de lo anunciado por Nación. La suma parece escasa, más aún si se piensa en la reubicación de centenares de vecinos con sus casas destruidas y la sumatoria de las obras de infraestructura que necesita la ciudad para volver a ser habitable y segura.

Los anuncios resultan insuficientes, pero un especial sabor amargo dejó la escasa reacción del presidente Macri. No sólo porque no viajó a la zona de la catástrofe, sino porque durante los primeros días lo único que concretó fue el envío por Twitter de “un abrazo enorme”.

El malestar fue mayor con un mensaje del 14 de abril en Facebook, donde Macri anunció obras por mil millones de pesos para las zonas inundadas, mencionando a las provincias de Buenos Aires, Córdoba, La Pampa y Santa Fe. Pero olvidó a Chubut y a la devastada Comodoro, con una imagen posteada en la que aparecían las tropas del Ejército sacando en barro en las calles de la patagónica ciudad anegada.

La reconstrucción es casi una utopía que aún no se puede imaginar desde lo colectivo y lo principal se focaliza en el micromundo de los afectados. Son pocos los que no le ven futuro a la ciudad anegada, la mayoría cree que se puede salir adelante, aunque también entienden que hace falta refundar Comodoro sobre nuevos criterios de sustentabilidad.

Mientras tanto, se acerca el crudo invierno de temperaturas bajo cero y nevadas difíciles de soportar con el actual panorama; pero también el sálvense quién pueda en una especie de guerra de pobres contra pobres pugnando por sobrevivir ante la impericia del Estado.

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