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ese hombre
Una reflexión sobre los nombres de la política, a partir del caso de Américo Alejandro Balbuena, el agente de la inteligencia estatal que espiaba organizaciones sociales desde 2002.
Ilustraciones: Ezequiel García
23 de Septiembre de 2015

-¿Vos sos Alejandro, no? Porque mi segundo nombre es Alejandro.

Américo Alejandro Balbuena, alias Pelado,  siempre me preguntaba lo mismo. Lo vi en algunas reuniones en la Agencia Walsh. Es absurdo decir que nunca me cayó bien. Éramos compañeros de un dispositivo de comunicación popular donde no se cobraba un peso. Era todo militancia. Allí un compañero es un compañero.

marca de radio

En el año 2001, cuando el país se derrumbaba, Rodolfo “Rodi” Grinberg armó la Agencia Rodolfo Walsh. En esos tiempos ya se sabía que Clarín mentía. “Nos mean y Clarín dice que llueve”. Rodi había conocido a Balbuena en la escuela primaria. La vida los separó, pero en la década del noventa el azar los volvió a reunir en la escuela Santo Tomás de Aquino, Partido de San Martín, donde estudiaron periodismo. Sus caminos se bifurcaron otra vez hasta el 2002 cuando Balbuena se sumó a la Walsh. El Pelado tenía experiencia en hacer preguntas porque era corresponsal de La Tribu, otro medio alternativo.

Balbuena hacía audios, los editaba, les ponía el título y se publicaban. El Pelado “escribía mal”, asegura Rodi, pero “fue uno de los primeros reporteros de la Walsh” y eso le dio seguridad para ser corresponsal. Grinberg siempre supo que el Pelado “jamás sería un buen cronista” porque “era más bien un perro de presa”. El espía que estudió producción de radio en Eter solo podía “indagar”.

Todavía es una incógnita porqué Alejandro Balbuena se escapó de radio La Tribu. Quizás porque en la Walsh no tenía que cubrir horarios fijos ni lo enviaban a ningún lugar específico. ¿Por qué no continuó como corresponsal en la radio al mismo tiempo que ingresaba a la agencia, si los horarios de trabajo se podían compartir? Lo que queda claro es que Alejandro decidió no permanecer en un lugar físico como La Tribu y prefirió ser un nómada de la Walsh que jamás tuvo local.

quebracho y algarrobo

“Las organizaciones surgían de él”, dice Rodi. “Elegía a dónde ir”. Esos agrupamientos y lugares fueron multitud durante los once años que el Pelado se infiltró en uno de los medios independientes más masivos de la Argentina: Cromañón, La Alameda, Quebracho, Luciano Arruga, El Bauen, Maximiliano y Darío, tomas de escuelas, gatillo fácil…

En la Walsh todos los periodistas trabajaban en otra cosa. Docentes, albañiles, estudiantes, obreros de fábrica, periodistas freelance. El Pelado decía que compraba madera traída de Misiones y que la vendía en no se sabe dónde. Por eso tenía tiempo libre: era su propio jefe.

Con esa libertad de horarios Balbuena reconstruía el cronograma de acciones de las organizaciones, y lo titulaba “Boletín de actividades” de la Walsh. Los cronistas consultaban esa agenda para saber a dónde ir y muchos periodistas anotaban dónde harían las entrevistas. Alejandro hacía la preproducción. “Hacía mapas”, piensa Rodi en voz alta, “ese era su laburo”.

Llegó un momento en que Balbuena ya no sabía quién era. Rodi asegura que “quería irse de la Walsh”. El Pelado era miembro de la policía desde la dictadura, cuando apenas había cumplido la mayoría de edad. Para Rodi, tenía una actitud intransigente con la mentira y era machista con su pareja. “Él decidía todo”, cuenta Rodi. Llevaban siete años de novios y la mujer lo obedecía. Era policía encubierto pero no sabía qué hacer con sus hijastras.

compañeros de listado

Rodi y el Pelado eran del mismo barrio. Rodolfo sabe dónde vive Américo y Américo estuvo en la casa de Rodolfo varias veces. “Cuando me dijeron que el Pelado era policía dudé”, confiesa Rodi. “Fui a su casa con un grabador escondido y le pregunté si nos había espiado. Dijo que no”.

La Policía de Seguridad Aeroportuaria (PSA) entró a la casa de Alejandro en San Martín y encontraron a Balbuena dormido en colchones junto a su hermana. Aunque no había computadoras, ni ningún elemento para guardar información, la PSA continuó la investigación y los encontró en la sección Reunión de Información, de la división Análisis de la Policía Federal. La PSA indagó en los sitios donde la data de los infiltrados era recibida. Junto a las computadoras que almacenaban la información, se encontró un listado de nombres que surgían de las tareas de Balbuena. Un listado que aún no se ha dado a conocer.

dos, tres…muchos Balbuena

Balbuena era agente del Personal Civil de Inteligencia (PCI). Aparentemente, ese hombre fue preparado por la Policía Federal para ser espía. Por eso estudió periodismo y producción de radio.

Alejandro fue fecundado por el decreto-ley 9.021/63 dictado durante el gobierno de facto de José María Guido y reglamentado por otro presidente de facto, Juan Carlos Onganía.  En abril de 2014, el diputado nacional por Mendoza, Nicolás del Caño, del Partido de los Trabajadores Socialistas (PTS), habló de Balbuena en el Congreso y confirmó que el espía “ha ratificado la existencia de este cuerpo de inteligencia [PCI]”, dentro del cual habría otros mil personajes involucrados. Pero la ley de inteligencia vigente prohíbe espiar a organizaciones sociales y políticas y ahora esos mil balbuenas habrían sido reasignados a otros destinos.

el candidato

El 15 de abril de 2010 la Agencia Rodolfo Walsh publicó un artículo de Oscar Castelnovo: palabras visionarias. Se trata de una entrevista a María Eva Sireix, casada con Raúl Alejandro Tarifeño. Otro Alejandro. Ese hombrecito militó en el Partido Comunista (PC), en el Movimiento al Socialismo (MAS) y en el Movimiento Socialista de los Trabajadores (MST). También fue agente de Inteligencia del Batallón 601. María tuvo 3 hijas con Raúl Alejandro. En la entrevista con la Walsh dijo que se sentía “violada, matada, robada, ultrajada, traicionada. Llevábamos 16 años juntos, con tres hijas, ¡qué hijo de puta!”.

Américo Alejandro Balbuena siempre fue Américo Alejandro Balbuena. Un mismo nombre para el mismo buchón. Igual que Raúl Alejandro Tarifeño. Idéntico nombre para uno y otro lado de sus vidas. A pesar de ser servicios, ninguno logró tener demasiado dinero. Ser espía era un trabajo para el cual los prepararon en las fuerzas de seguridad.

¿Se habrá enamorado Tarifeño de su mujer y sus tres hijas? Marido y mujer, los dos “compañeros”, compartían la casa, el jabón, las zapatillas. Incluso Tarifeño llegó a la dirección del MST y relegó a su esposa en las tareas del partido para no comprometerla. Balbuena sabía algo y por eso quería irse de la Walsh antes de que lo descubrieran. La militancia de su compañero de Neuquén se fue cayendo en 2008, cuando ya corría el rumor de que era buchón. Sin embargo, y a pesar de haber sido dado de baja en el Ejército en 2006, fue candidato a diputado en 2007 por el MST.

¿Hasta qué punto una organización social, un partido político, una organización de Derechos Humanos, es tan fuerte políticamente como para no ser espiada?

alejandro

La Red Nacional de Medios Alternativos (RNMA) escribió un comunicado en mayo de 2013, a poco de conocerse que Balbuena era servilleta. Allí se decía que “Aunque no todos recuerden su nombre, todo/a militante reconoce la cara del policía Balbuena.” Pero Américo Alejandro siempre preguntaba cuál era mi nombre, aunque sabía perfectamente que era el mismo nombre que el de él y que el de Tarifeño.

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