sacar las patas de las fuentes | Revista Crisis
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sacar las patas de las fuentes
Cuando el periodismo clásico languidecía, Chequeado.com vino a reflotar las premisas clásicas de objetividad, apartidismo e independencia. La propuesta es controlar el discurso público con las nuevas tecnologías como aliadas fundamentales. Una cruzada contra el “mandar fruta” que cobra protagonismo en diarios tradicionales y en las radios más escuchadas, suma adeptos pero recolecta sus primeras críticas.
Ilustraciones: Habir Welfen
02 de Noviembre de 2017
crisis #17

 

El reciente fallo de la Corte Suprema de Justicia sobre la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual puede llegar a ser el comienzo del fin de la era en la cual el periodismo fue discutido hasta el hartazgo, con escenas que incluyeron desde debates sobre los alcances del ‘periodismo militante’ hasta una marcha en solidaridad con Víctor Hugo Morales. Una época en la que todos se sintieron expertos en análisis semiótico, bajo el paraguas de una batalla cultural de contornos difusos, que supo y sabe ser cansadora y reduccionista. En el medio, y con el sueño de “terminar juntos con la impunidad intelectual”, el sitio web Chequeado.com agita, desde su aparición en junio de 2010, la bandera de la verdad por sobre cualquier otra cosa, mediante una propuesta original que prendió rápidamente y radica en la verificación del discurso público: si todos los días políticos, economistas, empresarios, sindicalistas y periodistas guitarrean datos que nadie se dedica a contrastar con la realidad objetiva, la función del periodismo como cuarto poder del siglo XXI podría encontrarse en un estrado que dictamine el porcentaje de veracidad de lo que se dice públicamente, bien lejos de las pirámides invertidas y las crónicas.

Chequeado.com, autoreconocido hermano menor de los internacionales sitios de chequeo de datos Factcheck, Channel 4 News Fact Check, Politifact  y Les Décodeurs, es la primera iniciativa de América Latina y el Caribe que utiliza el periodismo de datos para verificar el discurso público. Desde el inicio, la iniciativa pretende borrar cualquier secreto posible: Chequeado es el proyecto principal de la Fundación La Voz Pública para la Verificación del Discurso Público, una organización no gubernamental, no partidaria y sin fines de lucro constituida en 2011 bajo el equipo fundador de Julio Aranovich (licenciado en Física), José Alberto Bekinschtein (licenciado en Economía política) y Roberto Lugo (licenciado en Química), y un  consejo administrativo en el que se encuentra Jorge Remes Lenicov -ministro de Economía de la Nación de enero a abril de 2002, bajo la presidencia de Eduardo Duhalde.

Como política de transparencia, Chequeado.com asume el compromiso de rendir cuentas sobre fondos recibidos y la forma de inversión mediante balances cotidianos. Así, se informa que el presupuesto 2013 es de 1.100.000 pesos, gracias al apoyo de un conglomerado de instituciones y empresas que abarcan a  Aeropuertos Argentina 2000, Banco Ciudad, Banco Galicia, Banco Hipotecario, Burson Marsteller, Celulosa Argentina, Centro de Estudios en Libertad de Expresión y Acceso a la Información de la Universidad de Palermo, Coca-Cola, Consultora DNI, Chandon, Danone, DIRECT TV, Embajada del Reino de los Países Bajos en Buenos Aires, Farmacity, Fundación Friedrich Ebert, Global Mind, Globant, Grupo Román, HSBC, LAN, Latingráfica, La Nación, La Rural S.A, Ledesma, Michael Page International, Nextel Communications Argentina , Nidera, Nobleza Piccardo, Octomind, Personal, Petrobras, Quilmes, Rabobank Group, Roggio S.A, San Miguel S.A, Supervielle, UNICEF, Xerox y Yahoo News. El método de este nuevo “periodismo saludable” consiste en el buen chequeo a partir de la selección de una frase del ámbito público, para luego consultar fuentes originales y alternativas, que servirán para confirmar, relativizar o desmentir la afirmación a través de una calificación al menos ambigua dictada por los integrantes del sitio –entre el verdadero y el falso se alojan siete categorías restantes que van desde el verdadero +, verdadero pero, discutible, apresurado, exagerado, engañoso e insostenible-. ¿El fin de la ambigüedad y de los intereses a la hora de informar? ¿O una ONG más, canchera para juntar fondos, que aprovecha la coyuntura del debilitamiento del periodismo tradicional para traficarnos una nueva versión de la objetividad despolitizada?  ¿Chequearía Chequeado.com noticias que no favorecieran a sus poderosos auspiciantes?

 

Falsacionistas del periodismo

El evangelio del periodismo según Chequeado reza que en la necesidad fundacional de un discurso chequeable descansa la propuesta de que la vida política puede ser medida y analizada en términos objetivos, razón por la que se convierte en obligación establecer un veredicto final. Sin embargo, estos postulados podrían implicar el concepto de la política como estática, compuesta por ideas ascépticas y pulcras, el discurso público escindido de prácticas y fuerzas sociales, y el planteamiento de los personajes a chequear vistos desde la superestructura.

“El periodismo de datos es incipiente en la Argentina y, en rigor, en el mundo entero. Tiene un enorme potencial aún inexplorado. Creo que su principal valor es que permite un nuevo contrato de lectura con los ciudadanos, porque los periodistas no sólo contamos historias a partir de datos sino que los abrimos para que los ciudadanos las cuestionen, descubran y narren nuevas. El rol de Chequeado en esta nueva corriente de periodismo nos entusiasma por ser la primera iniciativa de América Latina y el Caribe que usa el periodismo de datos para verificar el discurso público, convencidos de que con más atención de la gente en los datos y más evidencia en el debate podemos contribuir a fortalecer la democracia”, dice Laura Zommer, directora ejecutiva de Chequeado.com y docente de Derecho a la Información en la Universidad de Buenos Aires. 

El sitio cuenta entre sus chequeos cotidianos al tradicional periodismo de papel (Página/12, Clarín, La Nación y Tiempo Argentino) y es en ese momento cuando el periodismo digital patea en el piso a un moribundo perro viejo. Una denuncia de “invasión de bolivianos, peruanos y paraguayos” realizada por La Nación será calificada como “engañoso”, una nota de Clarín que califica los escraches como “modalidad fascista” será “discutible”, una columna de Mempo Giardinelli en Página/12 que asegura que “en los países serios no se permite la siembra de soja transgénica” es “exagerado”, mientras que un título de una tapa de Tiempo Argentino (“Que florezcan mil flores”) es “ominoso”.

Si Elisa Carrió afirma que "la corrupción es la madre de la pobreza", el termómetro de la verdad marcará “discutible”; Margarita Stolbizer  asegurando que "hay dos países, venimos a unirlos" en el último spot de Argen y Tina será “inchequeable, sin ningún sustento”, y Cristina Kirchner diciendo en cadena nacional que “para los invisibles y los pobres no hay ni cautelares, ni inconstitucionalidades, ni nada” será “falso”. En aras de la objetividad, con necesidad de portar el traje de juez, el nuevo periodismo queda en offside y pierde sentido. El guitarreo a desentrañar puede llegar a contar entre sus personajes relevantes tanto a Mario Pergolini opinando sobre el consumo de drogas en el país (“el consumo de paco está matando a 200 ó 300 chicos por mes”) como a Carla Dauden, la brasileña autora del video “No, yo no voy a la Copa del Mundo”, que sumó más de 3 millones de visitas en Youtube.

Así, una de las primeras críticas reconocidas fue realizada por Nicolás Tereschuk, politólogo y uno de los editores de artepolitica.com, quien opinó que Chequeado era como intentar hacer política con una calculadora Casio en la mano. “¿Cuál es el concepto de verdad que usan? Me río un poco de esa gradación que hacen porque es un abanico que implica todo tipo de información, de 0 a 100 de verdad. Me parece una propuesta interesante presentada de una forma muy atractiva, pero que trabaja con un concepto que dentro de la ensalada actual de medios y redes sociales, es mucho menos vital. No sé si hay algo verdadero o algo falso en el discurso público, sino que hay algo que te convence y algo que no, y tampoco es una sola información la que te convence o engaña. En un debate público todos están en un lugar de igualdad y lo que está de fondo es convencer o no, o la idea en la cual se confía, más que ir chequeando lo verdadero y falso. Por otro lado, Chequeado, Clarín, Agencia Paco Urondo y Crisis tienen contenidos, y ninguno puede entrar en la categoría apolítico: desconfío un poco de ese lugar de vuelta a la objetividad que ya está, lo perdimos”.

 

Editores en jefes

Aquellos que elogian el trabajo del sitio lo señalan como otro modo de hacer periodismo, la fiel defensa de los hechos y su inspiración en la “buena tradición” del factchecking del periodismo norteamericano, muy utilizado durante los debates en campañas electorales, para verificar si los datos y estadísticas difundidos por los candidatos son ciertos o sólo inventos para confundir a la sociedad –al respecto Chequeado experimentó un chequeo en vivo al discurso de Cristina Kirchner durante la última apertura de las sesiones ordinarias del Congreso.

Así, Chequeado crece con participaciones en segmentos fijos de programas de las radios Metro, Vorterix, Continental y Millenium, la publicación de chequeos en medios tradicionales (diario La Nación y Perfil), un gran flujo de visitas -en marzo de 2012, la empresa Alexa Internet informó que el sitio ocupó el puesto 1.272 de webs más visitadas en la Argentina- alimentado por casi 55 mil seguidores en Twitter son algunos de los logros alcanzados por el sitio. En agosto de 2012 Chequeado.com abrió su primer taller de chequeo de datos, dictado en cuatro clases de dos horas a un costo de 400 pesos. “El objetivo principal de los cursos que dictamos es despertar y/o fomentar la mirada crítica de los ciudadanos y periodistas y aportar herramientas para que participen más activamente en el debate público. Buscamos evidenciar la complejidad de los datos y compartir el método que utilizamos para verificar el discurso para que más gente pueda hacerlo”, explica Zommer e idealiza la figura de un lector que no le cree al periodista por lo que opina, sino porque abre los datos para que el ciudadano pueda opinar y argumentar lo que le parezca. Entre su bibliografía, el taller utilizó la guía práctica para el acceso a la información pública ¿VOS SABÉS!, elaborada por el Centro de Implementación de Políticas Públicas para la Equidad y el Crecimiento (CIPPEC) y Clarín, con el objetivo de aprender acerca de cómo identificar los lugares en donde se encuentra la información, elevar una carta de pedido y realizar el seguimiento.

Tras la finalización del curso, reflejo de la horizontalidad propuesta por Chequeado, se envió un documento a los alumnos con las fuentes de datos frecuentes utilizadas por los integrantes del sitio para desarrollar las notas publicadas: links a las páginas webs del Banco Mundial, estadísticas económicas del FMI, datos de salario mínimo de la OIT, y aquellos organismos oficiales argentinos que cuelgan datos en sus sitios (INDEC, Oficina Nacional de Presupuesto, Ministerio de Planificación Federal, Casa Rosada, Observatorio de Empleo y Ministerio de Salud, entre otros).

La prueba de fuego para los alumnos consiste en realizar el chequeo de dos frases propuestas en las primeras clases, ganando los dos mejores trabajos la publicación ad-honorem con firma incluida en el sitio oficial.  A pesar de esto, los integrantes del equipo guardan el arma mágica: la ambigua calificación final del discurso es reservada para los miembros de la casa, que, a fin de cuentas, se reservan el derecho de publicación.

Los sueños de la construcción colectiva de un periodismo ‘ONG buena onda’ y cómplice de sus lectores, junto a las pretensiones de fortalecer al conjunto del sistema político parecen ser demasiado frágiles y, hasta el momento, otorgan más dudas que certezas. ¿Se debe pensar la vida política y el debate público desde el esquema moralizante y la lógica binaria de buenos/malos,  sinceros/mentirosos,  honestos/corruptos?  ¿Dónde se encuentra el límite entre el decir persuasivo propio de la retórica versus la búsqueda permanente de la mentira o la tergiversación en el debate público que propone el sitio? ¿Se deben realizar constantes chequeos a las notas de los chequeadores y, de esta forma, relativizarnos hasta el infinito? Con estos interrogantes a cuestas, Chequeado sigue su camino hacia la objetividad, la antipolítica y el periodismo de la verdad. Quién sabe qué calificación recibirá esta nota.

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